«Donde está el Espíritu del Señor hay libertad»
es un texto de S. Pablo que recordamos ahora al celebrar Pentecostés.
habla de la libertad, un deseo innato en nuestros corazones como está escrito el deseo de Dios; anhelamos la libertad, anhelamos a Dios.
Cuando en el libro del Génesis leemos que la serpiente les dijo a Adán y Eva «seréis como Dios si coméis del árbol prohibido», ellos que querían ser como Dios comieron y se encontraron con su nada y soledad.
Donde está el Espíritu del Señor… el Espíritu nos conduce, e ilumina hacia la verdad de nuestras vidas, que no somos quienes nos «realizamos»… sino Dios, el Amor de Dios. La libertad se alcanza cuando nos liberamos de nosotros mismos, confiamos en Dios y nos dejamos que nos vaya formando y llevando; la libertad es darse a sí mismo, abrirse a la donación y la verdad en lo poco de cada día y el corazón se dilata, se libera y engrandece… La verdad hace libres, la verdad de Dios en Jesús.