Aunque a veces nos lo parezca, no somos solo lo que vemos, amamos, sentimos o pensamos; por la Gracia de Dios estamos abiertos a la fe que nos dice que existimos porque hemos sido amados, creados y destinados a una vida imperecedera; importa mucho entonces, acierto en el caminar.
Si nuestro Camino es Cristo vamos muy bien porque para el cristiano la realidad es: Cristo. Y lo que hacemos fuera de Cristo, lo hacemos al margen de la realidad; dice Jesús: “sin mí no podéis hacer nada”¡y sin Él, realmente no hacemos nada que valga la pena! Porque es Cristo quien realiza en nosotros el querer y la actividad ¿Cuál es la posibilidad que nos queda entonces?
Sabemos que amamos a los hermanos, que los amamos bien, que los amamos con el mismo amor con que somos amados por Cristo cuando vivimos con Él y en Él a la expectativa del don que nos va a traer la revelación de Cristo. Él es la Verdad que ilumina el mundo, a su Luz vemos siempre algo de luz, aún en medio de las tinieblas ¿Quieres más?
Alegría, bondad, paz, lealtad, amabilidad, unción, devoción, fervor, fidelidad…. Todo te vendrá enseguida si vas tras Él y cargas con su Yugo suave y su Carga ligera. La vida es una preciosa a ventura para aquel que no teme a la muerte; dice Afraates el sabio Persa: “Consuela a los afligidos; visita a los enfermos; sé solícito con los pobres: esta es la oración. La oración es buena, y sus obras son hermosas. La oración es aceptada cuando consuela al prójimo”; “los humildes son sencillos, pacientes, amados, íntegros, rectos, expertos en el bien, prudentes, serenos, sabios, tranquilos, pacíficos, misericordiosos, dispuestos a convertirse, benévolos, profundos, ponderados, agradables y deseables”.